La palabra escrita es una importante vía de acceso al conocimiento, al análisis, la comprensión de la realidad y, principalmente, a la formación y desarrollo del pensamiento crítico y creativo. Dentro de las modernas concepciones educativas, la lectura constituye el eje mismo del aprendizaje. Por tal motivo es necesario devolverle todo su valor y ubicarla en la verdadera posición dentro de las actividades que se realizan en la escuela y en la biblioteca, como ámbitos formales dentro del Sistema Educativo; y además considerar otros espacios no formales, como clubes, centros de promoción de derechos, centros barriales de recreación, comedores comunitarios, etc., que albergan actividades con niños, niñas y adolescentes.
La formación de mediadores de lectura en nuestra sociedad es ineludible. El bibliotecario, el docente, el asistente social y cualquier integrante de la comunidad, pueden formarse como agentes promotores de cultura, como mediadores naturales entre los textos y los lectores, debería existir la posibilidad de construir en su entorno laboral y social el ambiente propicio para la formación de lectores competentes.
Promover una actividad, cualquiera sea su naturaleza, exige de los protagonistas la identificación eficaz de los obstáculos, una sólida formación profesional y una genuina preocupación por alcanzar las metas trazadas en un proyecto .Es en función de esta certeza, que se hará hincapié en la internalización del concepto del mediador cuyo papel preponderantemente, el de proveer el espacio oportuno del acceso a la información y la contribución al desarrollo socio-comunitario del entorno en el que se halla inserto.
El entorno familiar, el maestro, el bibliotecario y otros miembros de la sociedad son modelos para la formación de lectores y también para la formación de ciudadanos comprometidos con la realidad. Para promover la lectura y mediar entre los textos y los lectores, se debe estar convencido de su importancia, de su condición de instrumento irreemplazable para la construcción del pensamiento, como el medio óptimo para sostener el ingreso más democrático a la cultura y los saberes de una comunidad. Sobre todo, se necesita conocer y valorar los libros, leer en forma permanente y consolidarse como modelo lector en la comunidad en donde se vive o trabaja. Para colaborar en la formación de los ciudadanos argentinos es menester ocuparse y demostrar con hechos el compromiso con la educación integral del hombre y la mujer, tanto del presente y como del futuro.